¿Qué científico además de ser un gran científico era un excelente violinista?
- Admin
- 27 ene 2018
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Actualizado: 9 may 2020

Se trata de Albert Einstein (1879-1955) es el científico mas importante del siglo XX. Desarrolló la teoría de la relatividad y la ecuación más famosa jamás escrita: E=mc2; contribuyó a sentar las bases de la teoría cuántica moderna, ganó un Premio Nobel y su nombre se convertiría en sinónimo de “genio”.
Einstein, conocía muy bien las dinámicas que le funcionaban para trabajar, por ello estudió todas las formas de expresión; el creía que podía sacar provecho de cualquier cosa que surgiera ante su mente de muy diversos modos.La música estaba lejos de ser una actividad complementaria al trabajo de Einstein: se encontraba en el centro de todo lo que pensaba y hacía.
Einstein no era bueno con la memorización, pero el éxito de su ingenio le llegaba de su gran creatividad e imaginación. A menudo, Einstein recurría al violín en busca de ayuda cuando su trabajo le planteaba algún reto. El gran físico llegó a admitir en una ocasión que no si no hubiera sido científico, lo más probable es que hubiera sido músico.
“La vida sin tocar es inconcebible para mí”, declaró. “Vivo mis ensoñaciones en mi música. Veo mi vida en términos musicales… Y obtengo alegría de vivir gracias a la música”.
Mozart, junto con Bach, fueron sus compositores favoritos durante su vida, para él la música de Bach y Mozart poseian la misma claridad, simplicidad y perfección arquitectónica que buscaba Einstein en sus propias teorías.
“Lina”, era el apodo afectivo que le puso a su violin. En sus viajes, frecuentemente llevaría a Lina consigo para pasar una noche tocando música de cámara en casa de alguien, y entablaría numerosas amistades musicales.
Algunos músicos dijeron de el “hay muchos músicos con mejor técnica, pero creo que ninguno ha tocado con una sinceridad mayor o un sentimiento más profundo”.
Un amigo de Einstein le contó a Walter Isaacson (creador de su biografía) lo siguiente: “Solía tocar el violín en la cocina a altas horas de la noche, improvisaba melodías mientras reflexionaba sobre complicados problemas. Entonces, de repente, y mientras tocaba, anunciaba entusiasmado: “¡Lo tengo!”. Como si, por inspiración, la solución al problema le hubiera llegado en medio de la música”.
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